La situación actual de la ganadería es crítica. Los precios de la hacienda están descalzados desde hace meses en relación a la inflación y el IPC. La suba anual de la carne en pie en octubre 2022 contra octubre de 2021 ha sido de 47,3%, muy por debajo de los valores de la inflación.
Los costos de producción de la misma, sin embargo, se han incrementado por encima del ritmo inflacionario.
Eso sumado a un mercado interno –principal demandante de la carne vacuna- con un menor ingreso por la caída del salario real y una oferta acelerada de hacienda producto de una sequía que no da tregua –ya que no hay pasto para retener hacienda-. Con las intervenciones a las exportaciones de meses, sumado a un proceso recesivo tanto en Europa, como en China con valores más bajos de los corrientes.
Además, el conflicto por la imposibilidad de aplicación del troceo de carne, agrego mayor inquietud en un sector que atraviesa un momento complicado.