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La apicultura argentina endulza al mundo

El sector apícola reúne a 30 mil productores en todo el país, con exportaciones de 75 mil toneladas anuales. Los productores advierten la amenaza que el uso de agrotóxicos del modelo agroindustrial representa para las abejas y cómo la falta de políticas públicas frena la posibilidad de agregar valor. A pesar de todo, modelos cooperativos son ejemplo a nivel mundial.

En Argentina unos 30 mil productores apícolas trabajan con alrededor de 3 millones de colmenas repartidas en todo el territorio nacional, que transforman al país en el cuarto exportador mundial de miel. La región de la pampa húmeda es donde se concentran la mayor cantidad de colmenas; la mitad están en la provincia de Buenos Aires, seguida por Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Entre Ríos. Sin embargo, los productores denuncian una problemática que amenaza la producción apícola: el modelo agroindustrial, basado en la “sojización” y el uso excesivo de agroquímicos, y la falta de políticas públicas de fomento y la necesidad de una Ley Apícola.

El 28 de septiembre de 2021, los productores nucleados en la Sociedad Argentina de Apicultores (SADA) realizaron el primer «Abejazo Nacional» con el fin de visibilizar la situación que atraviesa la apicultura argentina. «En Argentina se las mata como efecto colateral de la agroindustria. La agencia sanitaria (SENASA) aprueba insecticidas altamente tóxicos para las abejas y para las personas. Y herbicidas, que eliminan toda hierba y toda flor que es la base de la alimentación de nuestras abejas. Eso se llama ecocidio», denunciaron.

Además, la SADA reclama una Ley Apícola de alcance nacional que impulse y respalde la actividad, para poner nuevos incentivos a los creados en 2007, cuando se instrumentó un Plan Nacional a diez años que se complementa con normas vigentes en algunas provincias como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Río Negro. Esas políticas, sostienen desde la SADA, son necesarias para evitar la casi total primarización de la apicultura, sin incentivos para potenciar procesos de valor agregado, y como consecuencia, reducen la relevancia de la producción apícola en el sector rural argentino.

Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/

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