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Gonzalo Albizu un joven argentino que quiere revolucionar la agricultura de Estados Unidos

Gonzalo Albizu se mudará a Illinois junto a su familia para transmitir las bondades del sistema productivo argentino.

Podría decirse que por parte de padre y madre Gonzalo Albizu nació impregnado en ruralidad. Sin embargo, cuando tenía menos de tres años y falleció su padre la vida lo llevó a la ciudad y las vivencias camperas quedaron para los fines de semana o cada tanto. Pero esa semilla quedó firme en su espíritu, bien sembrada y, de a poco, también fuertemente arraigada. Casi 40 años después, tras haber sido asesor CREA durante 10 años decidió que era tiempo de probar nuevos rumbos y junto a su mujer y sus dos pequeños hijos está preparando el terreno para irse todos a vivir a Illinois y plasmar una idea: difundir el sistema de siembra directa y el uso de cultivos de servicios en los esquemas productivos norteamericanos.

“Mi padre (Juan Albizu) se crió en el campo con sus hermanos, yendo al colegio agropecuario, hombre de a caballo toda la vida, bien ganaderos, en tanto que por el lado de mi madre (Susana Tamagnone), mi abuelo fue un inmigrante italiano, comerciante al principio que después desarrolló la producción agropecuaria”, repasó Albizu. “Si bien toda esa etapa de niño fue de ciudad, el campo y los caballos siempre me gustaron”, reconoció. La ciudad, la que se crió, es en General Pico, La Pampa.

Así las cosas, de chico, como a cualquier niño que tiene la oportunidad de andar por el campo, la niñez de Albizu fue un mundo de sensaciones. “Los primeros recuerdos con mi padre y con los caballos, también jugando con mis primos, pero cuando tenía dos años y pico mi padre falleció y nos instalamos en la ciudad, aunque siempre con el campo de cerca”, contó Albizu, quien reconoce haber “heredado todas las costumbres de campo que empezaron a aflorar en la adolescencia y lo motivaron a ingresar en la carrera de Agronomía”.

¿Por qué agronomía?

La agronomía surgió por todo ese legado y por la necesidad de hacerse cargo del campo familiar. “Yo quería demostrar que tenía la capacidad para hacerlo y siempre creí que el camino era agronomía y no veterinaria o economía agraria”, compartió.

Respecto del comienzo de la carrera (algo que puede servir a futuros agrónomos), recordó que entró “con muchas inquietudes y miedos porque tenía la idea de que para ser agrónomo tenía que saber andar en el tractor, cosechar, estar en la manga, etc… pero no, agronomía es mucho más que eso, son muchas cosas que fui descubriendo en el transcurrir de la cursada”.

Entró en la carrera en 2003 y terminó en 2007. Después le llevó un año hacer la tesis. Además, hizo un postgrado en siembra directa e incursionó en todo lo que tiene que ver con la salud de los suelos, un tema que aún hoy es su motor y pasión. “Hacer la tesis antes de empezar a trabajar fue importante, es un momento en el que tenés que sujetar el caballo porque querés salir a laburar enseguida, pero mantuve la calma, la hice y después salí a trabajar”, contó.

El primer trabajo y CREA en su vida

Su primer trabajo fue para un pool de siembra. “Me tocó la seca grande de 2008/09, estaba re difícil conseguir trabajo, y le metí, aprendí mucho, tenés que hacer de todo, te pule, te curtís en serio”, contó. Ahí estuvo 4 años. “Pero era muy demandante, llegó un momento que sentí que quería manejar mis tiempos, evolucionar, conocer otras cosas y ahí surgió la posibilidad de aplicar en un grupo CREA en 2012”, explicó.

Ya desde tercer año de la facultad, cuando un compañero le mencionó de la existencia de los grupos CREA y su dinámica de trabajo que tenía entre ceja y ceja, en algún momento, ser asesor CREA. Así fue como llegó la oportunidad de entrar como asesor técnico en el Grupo Atreucó, en el oeste arenoso, donde estuvo 6 años.

“Al principio me costó un montón porque yo venía de la agricultura y me metí de lleno en una zona de productores de carne y leche, aprendí de todo, también a hacer una agricultura muy defensiva en la que usas el conocimiento agromómico a full”, relató Albizu, que lo recuerda como “una experiencia espectacular”.

Lo desafiante para Albizu no fue sólo aprender de cuestiones técnicas pecuarias que hasta entonces desconocía, sino, además, trabajar con “gente distinta, diferentes perfiles de empresas, algunos más ordenados con la información, otros más creativos, más chicos, más grandes, pero en todos buscando lograr los mismos objetivos de ordenamiento y mirada de largo plazo, eso fue una gran formación”.

Fuente: https://www.clarin.com/

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